miércoles, 18 de noviembre de 2020

La maravillosa gestión del capitán Pantoja

 

Publicado originalmente bajo el título de Pantaleón y las visitadoras de Mario Vargas Llosa en CGRevista 31, abril de 1999 (Contraloría General de la República-Venezuela)



Hombre sin vicios, marido ejemplar, militar excepcional: no fuma, jamás bebe más de una copa, no conoce las parrandas; amante y tierno esposo, incapaz de mirar a otra mujer; extraordinario cerebro logístico, soldado de gran vocación, orgulloso servidor de la Patria, admirado por compañeros y superiores.

Ese es el perfil del capitán Pantaleón Pantoja, el mismo a quien la alta oficialidad del Ejército del Perú escogió para llevar a término una misión secreta insólita y delicada: el Servicio de Visitadoras para Guarniciones, Puestos de Frontera y Afines (SVGPFA); un servicio de prostitutas para los soldados de las guarniciones más apartadas del Amazonas peruano.

Vargas Llosa nos entrega en Pantaleón y las visitadoras una ingeniosa historia llena de humor e ironía, donde contrasta la absoluta seriedad de Pantoja –hombre íntegro y militar eficaz– con la naturaleza de su misión.

Su sentido del deber es tal, que Pantaleón emprende la planificación y ejecución del “proyecto” de forma magistral. No pasa por alto detalle alguno: evalúa minuciosamente el entorno, los recursos y a sus clientes; procura un servicio oportuno y de alta calidad… Nuestro hombre, líder nato, consigue que sus “visitadoras” y su personal de apoyo se desempeñen con orgullo y entusiasmo, seguros de estar prestando un alto servicio a la Patria; así el SVGPFA –una “unidad” clandestina y moralmente inaceptable– se convierte en la mejor dependencia de las Fuerzas Armadas Peruanas y pierde su anonimato.

Alexis Espinoza

sábado, 20 de junio de 2020

¡Nuevo CNE!... ¿y entonces?


A solicitud de los representantes de los partidos políticos de oposición que concurren a la Mesa Nacional de Diálogo (admitida según sentencia 0068 del 5 de junio de 2020), el viernes 12 de junio el Tribunal Supremo de Justicia (en vista de la omisión legislativa provocada por la Asamblea Nacional y de acuerdo a lo previsto en el artículo 336, numeral 7, de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela) nombró a todos los rectores titulares y suplentes del Consejo Nacional Electoral (sentencia 0070), con lo cual se materializa el acuerdo político logrado al respecto entre ese sector de la oposición y el Gobierno en la referida mesa (no correspondía renovarlos por completo, según lo establecido en el artículo 30 de la Ley Orgánica del Poder Electoral).
Vale acotar que el cuerpo rectoral saliente, ese que según dicen no ofrece garantías de pulcritud, era el que estaba en funciones cuando se celebraron los comicios para la Asamblea Nacional el 6 de diciembre de 2015, cuyos resultados fueron: MUD 109 (65,27%), PSUV 55 (32,93%) y Representación Indígena 3 (1,80%), es decir, más que favorables para la derecha venezolana.
Contra toda lógica pero como era de esperarse, los sectores extremistas de la oposición, cuyos diputados fueron electos en 2015, y que incluso desde antes de ese proceso sostuvieron que no confiaban en el CNE y hasta aseguraron que serían víctimas de fraude, ahora desconocen a las autoridades recién nombradas.
Quizás los desprevenidos piensen que esta es una situación nueva… nada más lejos de la realidad. Es preciso recordar cuál ha sido la conducta de la extrema derecha en Venezuela durante los últimos 20 años, cada vez que enfrenta un proceso comicial; específicamente, cuál ha sido su actitud respecto al árbitro electoral. La invitación esa leer el breve texto "¿Habrán aprendido?"

lunes, 15 de junio de 2020

Errores, omisiones, imprecisiones e inconsistencias

La publicación de la siguiente tabla tiene por objeto servir de sustento a lo afirmado en Con mis hijos no se metan o ¿Quién adoctrina?, referente a las fallas detectadas en una revisión no exhaustiva al texto escolar Castellano y Literatura 9no. de María Alejandra Arias Escalante (impreso en el año 2010).








viernes, 12 de junio de 2020

En Venezuela sí hay racismo


Motivado por el eco mundial que está teniendo la tortura (por más de ocho minutos en la vía pública) y consecuente asesinato del ciudadano afroamericano George Floyd, a manos de la policía de Mineápolis (Minesota, EEUU) el 25 de mayo de 2020, ha tocado desempolvar un par de textos que podrían servir para apoyar la tesis de quienes sostenemos que en Venezuela sí existe y sí se practica el racismo.
Vale aclarar que se trata de una carta del equipo responsable de la elaboración del calendario 2008 de la Contraloría General de la República, en respuesta a las observaciones sobre los textos que lo acompañan, y de otra misiva que intenta refutar algunas de las afirmaciones contenidas en la primera.
Por favor, haga un alto aquí para leer las observaciones, ya que no tiene sentido seguir adelante si no se las conoce. (PINCHE AQUÍ)


PRIMERA CARTA
 
Un año de homenaje para la etnia Warao
Recientemente se recibió en el correo electrónico de un grupo de funcionarios adscritos a la Dirección de Secretaría y Comunicación Corporativa una crítica nefasta a nuestro trabajo en el Calendario 2008 de la CGR, crítica por demás sesgada, de una visión rígida y personalista que no da cabida al debate ni a la multiplicidad de ideas. Sin embargo, tomamos ese correo como una opinión más, puesto que respetamos los diferentes puntos de vista que se originan en una comunidad.
Deploramos que se pueda o desee presumir la existencia de "sugerencias tendenciosas" en los textos incluidos en el Calendario CGR 2008. Se diría según esta perspectiva que existe de parte de los editores algún ánimo denigrante o de agravio hacia los Warao, cuando la realidad es que algunas inconsistencias pudieron haber sido ocasionadas por la multiplicidad de fuentes consultadas —ninguna de las cuales, lamentablemente, fue Warao—; por el inevitable hecho de que formamos parte de esa civilización occidental que se menciona y nuestro sistema de valores o ideas pesa a la hora de hacer una observación de otra cultura; y por no contar, finalmente, en las filas de quienes colaboraron en la confección del instrumento con gente formada en Antropología o Ciencias Sociales que asegurara volcar en él todo el universo de información absolutamente justa, científica y aséptica que nos arrostra quien ahora objeta el trabajo de nuestro equipo. Trabajo que consideramos de mucha importancia como vehículo de transmisión de conocimientos y valores.
Es lamentable que existan personas con una visión negativa de todo cuanto les rodea, que contaminan, con su forma de pensar, la vida y el trabajo de los demás. Son aquellos incapaces de ver lo avanzada que se encuentra una obra o lo bien que está quedando sino que hablan del mal gusto que tienen los arquitectos o la incomodidad que genera su construcción.
No podemos reducir nuestro pensamiento a ideas o premisas que sólo para nosotros son ciertas, sino ser capaces de analizarlas y contrastarlas con las de otros para evaluar cuáles tienen mayor peso, y aceptar que nunca podremos ser dueños de la verdad absoluta.
Daniella González R., José E. Vivas M., Juan C. Pérez, Zorayda Colmenares A.


SEGUNDA CARTA

Martes 12 de marzo de 2008
A: Daniella, José Enrique, Juan Carlos y Zoraida
Cuando decidimos compartir las observaciones al Calendario 2008 de la CGR “Warao: Gente de las curiaras”, supimos que los compañeros que trabajaron en esa publicación podrían sentirse heridos; pero nos asaltó el mismo impulso que nos llevó a escribir acerca de la palabra carné en septiembre de 2003, cuando producto de la incomprensión de gran cantidad de funcionarios de la CGR, hubo fuertes y numerosas críticas sobre un Al Día donde se utilizó carné en vez de carnet. Por cierto, en esa ocasión nuestros compañeros de la Dirección de Secretaría y Comunicación Corporativa tuvieron la gentileza de poner el texto "Acerca de carné y otras palabras", donde se argumentaba porqué era correcto escribirla así, en todas las carteleras institucionales.
A continuación intentaremos contestar el correo que en el día de hoy (12/03/2008) hemos recibido de ustedes (y que enviaron con copia a José Gregorio Hernández [mi jefe], Marcelo Cartaya y Yadira Sánchez, todos directores de la Dirección General Técnica de la CGR) en respuesta al que dirigiéramos el 18/02/2008 a quienes aparecen en los créditos del referido calendario.
  1. Mi crítica “nefasta” según sus palabras no fue en general al trabajo realizado por el equipo que nos ha venido sorprendiendo gratamente con el calendario en estos últimos años. Hice referencia solo a algunos textos en particular, entendiendo siempre que su autoría no estaba en la CGR, sino en las “Referencias y fuentes / Textos de Isaac Pardo y María E. Ponce. / www.a-venezuela.com / www.fenixprosa.galeon.com” señaladas al final del calendario. Sin embargo, aún con mi “visión rígida y personalista” entiendo, al igual que ustedes, que ese trabajo es “de mucha importancia como vehículo de transmisión de conocimientos y valores” y justamente me preocupó que la Contraloría hubiese publicado esos textos y que esa sea la visión de los warao que acompaña un calendario que seguramente ha sido distribuido no solo en la CGR, sino también a infinidad de órganos de control tanto nacionales como extranjeros y a muchos otros entes públicos de variada naturaleza en distintas partes del mundo.
  2. Al leer en su respuesta que “Es lamentable que existan personas con una visión negativa de todo cuanto les rodea, que contaminan, con su forma de pensar, la vida y el trabajo de los demás. Son aquellos incapaces de ver lo avanzada que se encuentra una obra o lo bien que está quedando sino que hablan del mal gusto que tienen los arquitectos o la incomodidad que genera la construcción”, entiendo que indirectamente se refieren a mí; también entiendo que no me conocen (ante lo cual lamentablemente no puedo responder) y que, además, quizás no leyeron con detenimiento el texto del correo al cual iba adjunto el documento de la discordia (18/02/2008) que les transcribo de nuevo, por si acaso:
Soy un entusiasta del calendario de la CGR (los entusiastas a veces se convierten en fanáticos y terminan siendo terribles críticos). He venido experimentando el pequeño suspenso que significa esperar la llegada de nuestro nuevo calendario sin saber de antemano cuál será su tema. Ello me ha traído un disfrute que ha venido creciendo con las cada vez mejores "apuestas" temáticas, fotográficas y de diseño.
Me emocionó mucho recibir un calendario 2008 cuyo motivo es la etnia warao. Como era de esperar, diseño y fotografía -para mi gusto- llenaron las expectativas, y el tema ni se diga; pero algunos de los textos que acompañan el calendario me causaron tristeza, así que después de mucho pensar si debía compartir mis opiniones, ayer terminé de ordenar unas notas al respecto, las cuales les adjunto.
  1. Estoy muy de acuerdo con ustedes cuando expresan que “No podemos reducir nuestro pensamiento a ideas o premisas que sólo para nosotros son ciertas, sino ser capaces de analizarlas y contrastarlas con las de otros para evaluar cuáles tienen mayor peso, y aceptar que nunca podremos ser dueños de la verdad absoluta”, y precisamente por pensar así me atreví a hacerles llegar esas observaciones acerca de algunos de los textos del Calendario 2008 de nuestra Contraloría General. De todas formas, gran parte de los asuntos referidos en las observaciones están documentados por gente como Esteban Emilio Mosonyi, padre Basilio de Barral, padre Antonio Vaquero, María Manuela de Cora, Miguel Acosta Saignes, Alexander Luzardo, Barné Yavarí, Georges Balandier, Carlos Azpúrua y Michell Perrin, entre muchos otros.
  2. En cambio no estoy de acuerdo en que esa “crítica” sea “sesgada, de una visión rígida y personalista que no da cabida al debate ni a la multiplicidad de ideas”, cuando precisamente la intención era hacerles llegar las observaciones y recibir a vuelta de correo (o personalmente, si lo preferían así) una respuesta de una proporción razonable (sin ejercer la descalificación personal, por ejemplo).
Me parece que –disculpen el estilo “personalista”, pero insisto en dejar clara la paternidad de las opiniones– de ustedes no se puede discrepar sin que se sientan atacados, ante lo cual no podía hacer otra cosa que tratar de contestar sin ser presa de las pasiones.
Alexis Espinoza

Solo queda decir que en un principio pensé que ese calendario era el resultado de una escogencia descuidada de los textos, ya que quienes lo elaboraron ponían siempre su mayor esfuerzo en la parte gráfica (diseño, fotografía, impresión…), pero luego de su respuesta a las observaciones, entendí que defendían su sistema de creencias y valores, y que esos textos no fueron seleccionados por error, sino por convicción.
Alexis Espinoza

lunes, 18 de mayo de 2020

¡Qué sabroso es equivocarse!




No hay mayor echonería al escribir que citarse a uno mismo. Hacer semejante cosa es un signo inequívoco de una absoluta falta de modestia. Lo único que puede salvar de tamaño ridículo a un desatinado aprendiz de brujo, es que esa auto complacencia intelectual tenga por objeto contradecirse. Sí, llamar la atención sobre lo equivocado que estuvo cuando en determinado momento afirmó tal o cual cosa (una especie de mea culpa); claro, con la muy sana intención de evitar el riesgo de ser leído ahora (digamos después de unos quince años, por ejemplo) y que alguien más se dé cuenta de lo que ya él sabe: no la pegó.
Dicho todo lo anterior, ya casi pasamos a adentrarnos en ese campo minado que es el escrutinio público, a ver si justificación por medio, me salvo de hacer el gran papelón y de cargar con el estigma de ejercer la falsa modestia, pero antes es imprescindible que retratemos el momento.
Ocurre que ayer 17 de mayo de 2020, después de meses de preparativos (comenzaron temprano el año pasado) y un sinfín de actividades en distintos sitios de Caracas, algunas de ellas diferidas o llevadas a su mínima expresión por cortesía de eso que se han dado en llamar covid-19, y muy a pesar del covid-19, llegó el cumpleaños número 100 de Aquiles Nazoa. Me excuso si por nombrar a Aquiles acabo de despertar la falsa expectativa de que voy a hablar de él o a comentar alguno de sus ingeniosos y bellísimos textos, por decir lo menos, cosa que han venido haciendo tanto personas comunes y corrientes, que por ser algo añejas (como yo) tuvieron el privilegio de ver Las cosas más sencillas por TVN5 o de divisar al poeta en su tránsito por alguna calle de Caracas, o venezolanas y venezolanos de las nuevas generaciones que han sido invadidos por ese espíritu caraqueñísimo de Aquiles que ha hecho vídeos, levantado murales, representado obras de teatro, publicado cientos de miles de mensajes en distintas redes sociales… amén del esfuerzo institucional, que además de convocar al pueblo para Aquiles, ha permitido entre muchas otras cosas reeditar algunos libros y publicar otros tanto en papel como digitalmente.
Esta es una fiesta de la vida, de la esperanza… un encuentro con nuestra identidad y, sobre todo, la oportunidad de vernos en el otro, de poder reírnos de nosotros mismos, de hacer una crítica social sabrosa, a través de los ojos y del sentir del humorista, poeta, cronista, libretista, dramaturgo, ensayista, investigador y quién sabe cuántas cosas más que es Aquiles.
Bueno, y para ir terminando ya (porque sé que de ésta es difícil escapar), aquí los dejo con la fulana auto cita:
(…) se me ocurre que tenemos la necesidad imperiosa de entrar en contacto con la obra de ese fenómeno llamado Aquiles Nazoa. En él tenemos un gran valor que los venezolanos no podemos permitir que siga oculto. Así como hoy en día se han vuelto a escuchar las canciones de Alí Primera y ahora hay quienes lo están “descubriendo”, debemos hacer un esfuerzo para difundir la obra de Aquiles, que por su sensibilidad social y singular estética está tan cerca de nosotros. Tenemos una deuda con él, pero sobre todo con nosotros mismos, porque nos lo estamos perdiendo.
El humor de Aquiles Nazoa no debe quedar para el disfrute de un grupito de elegidos. Sería el más flaco servicio que le podríamos hacer a su memoria. 

En El humor de Aquiles, EncontrARTE (Revista cultural alternativa), 
 N°8 (diciembre de 2004)

 No sé qué opinará usted a final de cuentas, pero aes muy sabroso equivocarse.


Alexis Espinoza

domingo, 10 de mayo de 2020

La fábrica de máquinas de matar

Este libro se lo recomiendo ampliamente a todas aquellas personas que se dicen venezolanas y están deseosas de que su amo realice una invasión a nuestro país. La recomendación va especialmente para la presentadora de televisión Sasha López (Globovisión), quien en febrero de 2019 manifestó públicamente estar deseosa de que lleguen los marines para tener "gringuitos".
"Cowboys del infierno" (Monte Ávila Editores Latinoamericana, Caracas, 2009), escrito por Jimmy Massey (ex marine, veterano de la Guerra de Irak) con la ayuda de la periodista Natasha Saulnier, relata de forma valiente –entre otros hechos– los crímenes de guerra cometidos por el propio Massey y sus compañeros de armas.

A continuación, una muestra del prólogo:

"Los marines son como un pit-bull. Detectan el miedo. Soy un guerrero y me pagan para defender mi país. Puedo dispararle a un enemigo a 500 metros de distancia y hacer que su cabeza vuele en pedazos. Lo he hecho muchas veces.
No nací con esa mentalidad. Fue el cuerpo de Infantería de Marina el que me la inculcó. Todas las mañanas, cuando me ponía el uniforme, me ponía también la máscara de gángster. Eso es lo que hay que hacer para sobrevivir. Nuestro uniforme es nuestro traje de Superman.
La recompensa de los marines son el dinero y las mujeres. Cuando eres un marine siempre te sales con la tuya. Eres una superestrella. Eres un gladiador y, como puedes morir al día siguiente, el libertinaje está permitido.
Pero ahora estoy de regreso en Estados Unidos y, ¿quién me quiere?
¿Qué sociedad necesita a un maldito asesino?" 

lunes, 4 de mayo de 2020

Contra Venezuela en plena pandemia






No es nada nuevo lo que está pretendiendo hacer el aparato militar-industrial-sionista (representado por Donald Trump), contra Venezuela en plena pandemia. Ya hace décadas (y hasta más) que eso que no pocos llamamos "El Imperio", se empeña en seguirnos dando razones para nombrarlo así.
En la fórmula de intervención imperial es invariable la presencia de mercenarios y narcotráfico, amén de terceros países dispuestos a participar en la jugada: para perpetrar los hechos frustrados ayer (3 de mayo de 2020), hoy y posiblemente en días subsiguientes, el gobierno estadounidense y sus cómplices internos se sirvieron para la parte operativa de la “empresa de seguridad” (eufemismo para banda de mercenarios) Silvercorp y para la logística durante la preparación de “Doble Rueda” (Elkin Javier López Torres), conocido traficante de drogas internacional colombiano que trabaja a las órdenes de la DEA y en cuya hacienda de La Guajira colombiana, protegidos y apoyados por el gobierno neogranadino, estuvieron viviendo y recibiendo entrenamiento alrededor de 90 individuos antes de que al menos dos tercios de ellos, partieran hacia Venezuela.
Para no abundar mucho en mis palabras respecto a lo histórico de las prácticas imperiales, dejo a continuación para ustedes un buen fragmento de la columna Dossier (diario Últimas Noticias, 2003), donde el periodista venezolano de origen uruguayo, Walter Martínez, rememora algunos episodios muy ilustrativos del caso "Nicaragua" (década de 1980):

 

El discurso de la Guerra Fría
En los años de la Guerra Fría, cuando me tocó ser enviado especial en Nicaragua y El Salvador, entre otras zonas de Centroamérica, el hoy [octubre de 2003] Embajador estadounidense en la ONU, John Negroponte, lo era en San Salvador. El depuesto Sub-secretario de Estado Otto Reich (Dossier, “El Paracaidista de la Casa Blanca”, Últimas Noticias, Jun 16, 2002) producía y firmaba artículos de prensa con nombres ajenos y se dedicaba a la propaganda de guerra. Algunos conocidos colegas le hacían el juego. Existía la Unión Soviética y Centroamérica era el Teatro de Operaciones de una guerra de baja intensidad, donde los latinoamericanos poníamos los muertos. La idea era crear un casus belli contra la rebelde Nicaragua. Honduras sería el portaviones y, quizá, la muy respetada Costa Rica iba a ser la virgen violada. Los paramilitares de moda eran los “Contras”. Pululaban en América Central los “civiles” que en realidad cumplían funciones militares muy específicas. ¿Alguien recuerda “Air America” y los “civiles” que actuaban en Laos y Camboya? Ahora una nueva generación de ellos puede ser vista en las compañías que aparecieron como amapolas después de la lluvia en torno al Aeropuerto El Dorado de Bogotá, o tripulando los aviones fumigadores. En Vietnam era el “Agente Naranja”. En Colombia es el Glifosato. ¿Alguien recuerda a Eugene Hassenfus? Fue el sobreviviente del C-123 derribado por los Sandinistas cuando llevaba armas a los Paramilitares entonces llamados Contras y, a la vuelta traían cocaína para financiarlos y financiarse ilegalmente. Con ellos andaba un tal Félix Rodríguez, miembro de un equipo especial de asesinato de la CIA; el mismo que estuvo en la Casa Blanca en la fiesta de navidad de Bush padre en 1985, y que en junio de 1986 fue llamado a Washington para ponerlo frente a Oliver North y dar una explicación al Congreso sobre las llamadas telefónicas a Tony Abrigan y Martha Money, periodistas estadounidenses en Costa Rica, llamadas que North había grabado. Rodríguez era co-Director de Giro Aviation, una compañía co-propiedad de la CIA. En octubre de 1984, su socio, Gerald Latchinian, fue arrestado por contrabandear más de 10.3 millones de dólares en cocaína para financiar el asesinato del presidente hondureño Roberto Suazo Córdova. Lactinian mantiene que era una operación de la CIA. Recuperado el cadáver de Buzz Sawyer, el piloto del C-123, tenía en su bolsillo el número privado de George Bush padre en la Casa Blanca. Hassefus testimonió que trabajaba para la CIA bajo las órdenes de Max Gómez (alias Félix Rodríguez) y Ramón Medina (alias Luis Posada Carriles) con el conocimiento y aprobación de George Bush. La Compañía Telefónica de El Salvador confirmó llamadas de la tripulación desde “casas seguras” a los números de la Oficina del Tte. Cnel. Oliver North en la Casa Blanca (Acres USA, agosto 1990, citado por David P. Beiter). ¿Debería preocuparme hoy día porque Linda Robinson, de US News and World Report afirma: “He estado en Venezuela; y aunque no puedo afirmar que vi con mis propios ojos este campamento, (se refiere a las Farac en nuestro territorio) tengo información precisa y testimonios de primera mano que prueban su existencia” (?) Cuando quieras, Linda [Robinson, autora de un reportaje de sobre los supuestos nexos del gobierno venezolano con el terrorismo internacional], te llevo a la frontera.
Walter Martínez
Dossier (Fragmento). Diario Últimas Noticias. Caracas, domingo 5 de octubre de 2003. Pág. 54.

jueves, 30 de enero de 2020

Coletazos de carné (sobre corsé y otras palabras)



A propósito del interés de Yajaira Grimont

y Bárbara Jiménez en el asunto





La ortografía es sobre todo arbitraria (ella procura que una palabra se escriba de la manera como se ha venido pronunciando durante cierto tiempo, por un número significativo de hablantes para quienes la lengua en cuestión es la materna). Por eso existe un “orden” que pocas veces nos parece lógico: la ortografía se vale de convencionalismos para tratar de establecer un único código que permita de forma económica, la comunicación escrita de la mayor cantidad de individuos posible. Esos convencionalismos privilegian principalmente los usos históricos. Si en español no existe la terminación de vocablos en la consonante t (por decir algo) y entonces toma prestada de otra lengua una palabra que originalmente termina con esa consonante, nuestra ortografía la absorbe y suprime esa t final, como ocurre con corset (del francés), que en español se escribe corsé.

Hay otras palabras, específicamente los nombres que llamamos propios (los apellidos Font, Millet y Grimont, entre muchos otros) que, tal como sabemos desde la escuela primaria, aunque los pronunciemos cien por ciento en español [fon, millé, grimón...], los debemos escribir en su lengua original.

Nuestra ortografía impone usos que muchas veces nos cuesta entender; en otros casos nunca llegamos a entenderlos. De todas maneras (y no es consuelo de tontos) lo más importante es que internalicemos los usos, no que entendamos la ¿lógica? ortográfica.



Alexis Espinoza

octubre de 2003

viernes, 3 de enero de 2020

¿Vaso de agua o vaso con agua?


A Juan Manuel y a Delna



El vaso no está hecho de agua, es de vidrio, plástico, aluminio..., por lo tanto no es correcto decir un vaso de agua, sino un vaso con agua”. Ante un argumento de una lógica tan aplastante, no son pocas las personas que de inmediato pasan a engrosar las filas de las y los que hacen el esfuerzo por eliminar tan bochornosa expresión de su vocabulario. Suponemos entonces que es solo cuestión de tiempo para que, en virtud del argumento expuesto, vayan cayendo también tradicionales expresiones como taza de café o plato de espaguetis; sin embargo, su supresión pasa por resolver algunos asuntos como ¿qué digo cuando quiera echar el cuento de lo que ingerí: “me tomé un vaso con agua”, “comí un plato con espaguetis”, “me bebí una taza con café”? Pero yo no me tomo el vaso o la taza, ni me como el plato, solo ingiero lo que contienen; decirlo así parece que tampoco tiene mucho sentido.


Si usted es de quienes prefieren pedir un vaso con agua, sepa que está solicitando una cantidad indeterminada de líquido (podrían entregarle el vaso con por ejemplo la mitad, un cuarto o aún menos H2O), mientras que si pide un vaso de agua, está precisando la cantidad de líquido que desea recibir (toda la que pueda contener el vaso). Vale decir que por esas sutilezas que tiene nuestro idioma, como acabamos de ver, aun cuando nada impide que podamos usar cualquiera de las dos expresiones, la carga de significado de ambas es distinta.



 La noción de cantidad está siempre presente al emplear la preposición de entre el nombre de cualquier recipiente y la materia en él contenida (vaso de agua, lata de manteca, barril de petróleo…), tanto como lo está cuando se encuentra entre la denominación de cualquiera de las unidades de medida convencionalmente establecidas y aquello que mide (kilo de arroz, metro de tela, litro de aceite…). Por lo tanto podemos beber tranquilos medio vaso de agua, utilizar dos latas de manteca o refinar un barril de petróleo, sin que ningún hablante de español promedio imagine que nos referimos a la mitad de un vaso fabricado con agua, a latas hechas de manteca o a un barril cuyas paredes son de petróleo. 

Alexis Espinoza