martes, 25 de noviembre de 2008

Acerca de Humberto Fernández Morán


Leí de nuevo un artículo acerca de Humberto Fernández Morán (HFM), ahora publicado el 25/11/2008 en Aporrea, cuya sospechosa autoría se le atribuye a “Lectores de la red” (?) Ya no me sorprende su contenido, pero me preocupa que lo “rebotaran” sin mayor trámite (investigar un poco y acompañarlo de un comentario crítico, por ejemplo). Debo advertir que ese mismo texto, palabras más palabras menos, lo he recibido a través de mi correo electrónico varias veces en algo más de un año.

El texto en cuestión contiene una serie de datos verídicos (que no todos) acerca del científico zuliano, pero hay por lo menos dos asuntos importantes a los cuales poner cuidado:

1. En ningún momento el texto hace referencia a que en EE UU le ofrecieron la nacionalidad para poder proponerlo al premio Nobel, porque la postulación la debía hacer su país (en este caso Venezuela) y debido a que HFM había sido ministro -brevemente- de Pérez Jiménez, los gobiernos "democráticos" (de AD y Copei) lo desterraron, le negaron la posibilidad de ganar el premio Nobel y no conformes con eso, jamás lo incluyeron como un valor científico venezolano en los programas y libros de texto de educación primaria y secundaria (¿No tendrá que ver eso con la ignorancia que existe acerca del ilustre científico?).

2. Ciertamente un grupo de venezolanos, amigos y admiradores suyos, intentaron traerlo a Venezuela, pero su salud ya estaba muy deteriorada y no lograron su propósito, que era rendirle un gran homenaje en vida, no hacerlo después de muerto. Es importante tomar en cuenta que HFM murió el 17 de marzo de 1999, apenas mes y medio después de que Chávez tomó posesión como Presidente (información que “convenientemente” no se menciona en el artículo); sin embargo, entre quienes intentaban homenajear al ilustre científico, había chavistas como el filósofo zuliano (es en serio, no hablo de Rosales) Roberto Jiménez Maggiolo. Además, he escuchado al mismísimo Chávez, por lo menos en un par de ocasiones, hablar con mucha admiración, y no menos pena, acerca de HFM.

Este caso hay que verlo en su justa dimensión; ciertamente no hemos puesto a HFM en el lugar que merece, pero pretender plantear el asunto desde la derecha (no tengo dudas de la génesis del susodicho escrito) metiendo de contrabando información sesgada, es -por decir lo menos- hipócrita y oportunista.

Alexis Espinoza

martes, 18 de noviembre de 2008

Navidad... ¿a la venezolana?

En el N° 10 (diciembre de 2004) de ENcontrARTE (Revista cultural alternativa) www.aporrea.org 

Todos los años, en los alegres días pascuales, veo con dolor, y lo ven todos los que sienten en venezolano, cómo la destrucción de nuestro acervo popular llega hasta lo menudo que formó nuestro viejo espíritu. Lo antiguo, lo nuestro, lo que daba cierta fisonomía a nuestras costumbres, ha ido desapareciendo al compás de modas importadas. La ola del mercantilismo angloamericano ha llegado a apoderarse de nuestros valores criollos para sustituirlos por símbolos exóticos, ante los cuales se pliegan fácilmente los curiosos y pedantes imitadores de novedades. Y así, la Navidad no es hoy en Venezuela la antigua fiesta de los abuelos criollos. Es la fiesta de los abuelos yanquis. Durante ella no se desean Felices Pascuas, como lo hacían ayer no más nuestros buenos padres; hoy se envían tarjetas con versos en inglés para augurar Merry Chistmas.

Mario Briceño Iragorry / Caracas, 1951
Mensaje sin destino


No es sano sostener una posición del tipo fundamentalista-aguafiestas con respecto al asunto de las celebraciones y las tradiciones (en especial las de esta época decembrina). Creo que, como mucha gente dice, lo esencial es compartir. Sin embargo, hay una diferencia sustancial entre asimilar alguna costumbre o tradición adicionándola a las que ya forman parte de nosotros, y sustituir irreflexivamente ―sin mayor trámite― nuestras tradiciones por unas ajenas. Un ejemplo: no es lo mismo que celebremos el día de la llegada del Espíritu de la Navidad (21 de diciembre; día de mi cumpleaños, por cierto) y sigamos celebrando la llegada del Niño Jesús con la misma intensidad de siempre, a que celebremos el 21 (ritos incluidos) y dejemos de lado el 24 de diciembre (que solo quede para entregar juguetes a los niños). Si bien es cierto que esas tradiciones navideñas que reconocemos como nuestras nos llegaron de Europa (principalmente de España) con el cristianismo, también lo es que junto con él las hemos ido asimilando en un proceso de no pocos días. Es más, las tradiciones que extraña Briceño Iragorry son esas venidas desde los tiempos de la Colonia y que han ido tomando su lugar poco a poco entre nosotros. Algunos de mis familiares de hace tres generaciones llegaron de las Islas Canarias. Los padres de muchos amigos y compañeros vinieron de Europa; y con ellos sus tradiciones. Es hermoso y muy sano celebrar a la usanza de los padres o los abuelos llegados de otras tierras, y conservar costumbres que tienen un gran arraigo... eso es absolutamente positivo. Somos un pueblo inevitable y afortunadamente mestizo. Nos hemos ido conformando como en una especie de amalgama variopinta que vale la pena disfrutar y preservar. Sin embargo, nuestra dinámica social desde la segunda mitad del siglo XX, favoreció el desdibujamiento de muchas de nuestras fiestas y tradiciones. El gusto por lo nuevo y el culto a lo venido de afuera son valores que fueron tomando terreno entre los venezolanos (entre nosotros). Esos valores han fructificado por años andando de la mano del nuevorriquismo. La nuestra ha sido una sociedad donde por más de cincuenta años se ha valorado al prójimo principalmente por lo que tiene. Debemos poner un gran empeño en lograr que valores como la solidaridad no sean un espejismo, para lo cual es imprescindible dejar de ver la superación individual como lo más importante en nuestras vidas. No parece una tarea fácil, pero la podemos cumplir haciendo el esfuerzo necesario. Así nuestras navidades estarán más cerca de la espiritualidad y dependerán menos de cuánto tenemos para comprar regalos o para estar a la moda.

Alexis Espinoza

lunes, 3 de noviembre de 2008

Los candidatos y el rescate financiero


¿Por qué los candidatos a la Presidencia de EE. UU. están de acuerdo en defender los intereses de los responsables de la debacle financiera, en vez de los intereses de millones de personas que se están viendo afectadas por la avaricia desmedida de los primeros?

A pocas horas de las elecciones en EE. UU., esas elecciones tan extrañas que me empeño en no entender, es importante que conozcamos asuntos como los expuestos en el artículo que transcribo a continuación. Valga la oportunidad para recomendarles la lectura del quincenario ecosur (del cual tomé el artículo en cuestión), que trata sobre economía, ecología y sociedad con un efoque especial hacia el sur, por supuesto.


Rescate con tufo a escándalo
Cuando los políticos cobran de los bancos


Andy Robinson, La Vanguardia de Barcelona
(Tomado de Ecosur, Nº 1, primera quincena de octubre de 2008)

Estados Unidos aprobó finalmente el plan de rescate de su sistema bancario, luego de dos semanas de negociaciones entre la administración Bush y el Congreso, pero las señales de que se enfría la economía siguen arrastrando a los mercados, mientras la contracción laboral se agudiza en el país.

No suele ocurrir cuando los sondeos muestran una mayoría contundente en contra de la medida. Pero ninguno de los dos candidatos a las elecciones presidenciales ni las cúpulas de los dos grandes partidos se han sumado a la mayoría de estadounidenses en rechazo al plan de rescate a la banca.

Una posible explicación es que Barack Obama y John McCain, así como los líderes de ambos partidos, entienden que, como estadistas responsables, deben supeditar sus intereses inmediatos electorales al futuro del país. Los ciudadanos “no entienden las complejidades de nuestro sistema financiero”, explicó el republicano Gary Miller. Barney Frank, líder demócrata del comité de servicios financieros, lamentó que “no hay beneficios políticos si se previene un desastre” cuando la gente no cree que va a producirse.

Otra explicación la dio el Center of Responsive Politics, un instituto de Washington que hace seguimiento a las contribuciones financieras a las campañas políticas y analiza las principales fuentes de dinero para los dos partidos y sus líderes. Según el centro, los representantes que votaron a favor de la medida de la Cámara Baja reciben como media un 50% más de donativos de los bancos de Wall Strett y otras entidades financieras que quienes votaron en contra.

Asimismo, el Centro advierte que tanto Obama como McCain han obtenido enormes cantidades de dinero de los bancos. Obama ha recibido contribuciones de empresas de finanzas, seguros e inmobiliarias, el llamado sector FIRE, por unos 25 millones de dólares. McCain ha ingresado 22 millones. El citado análisis puede consultarse en la página web OpenSecret.org.

El principal contribuyente de la campaña de Obama es Goldman Sanchs, que ha donado casi 700.000 dólares, seguido de la Universidad de California, Citigroup y JP Morgan Chase. McCain ha recibido aproximadamente 200.000 dólares de Cerril Lynch, Citigroup, Morgan Stanley y Goldman.

Estas empresas no contribuyen directamente, sino que canalizan dinero mediante la creación de los llamados comités de acción política o a través de aportaciones personales de propietarios, empleados y sus familiares.

Goldman, el banco de inversiones más grande del mundo, ahora convertido en banco comercial, se considera uno de los probables beneficiarios del rescate. Henry Paulson, secretario del Tesoro y principal arquitecto del plan, fue presidente y consejero delegado de Goldman antes de incorporarse en el año 2006 a la administración Bush. Recibió un plus de 18,7 millones de dólares cuando abandonó Goldman. Robert Rubin, otro ex presidente de Goldman Sachs, es el ex secretario del Tesoro de Clinton y ahora es asesor de Obama.

La diferencia de trato a los representantes en el Congreso por parte del sector FIRE es especialmente acentuada en el caso de los demócratas. Los 95 demócratas que se opusieron al rescate recibieron de media un 78% menos en contribuciones que los 145 que votaron que sí.

Desembolsando unos dos mil millones de dólares desde 1989, los bancos, aseguradoras y empresas inmobiliarias han sido la principal fuente de financiación para partidos y políticos individuales en un sistema político que gira en torno al intercambio de financiación y medidas favorables a los donantes.

El 55% se ha dirigido al Partido Republicano y el 45% a los demócratas. Según el Centro, mientras se debatía sobre los contenidos de la ley, "ejércitos de lobbistas de los sectores bursátil, bancario, inmobiliario y otras financieras trataron de dejar su huella en la legislación".

domingo, 2 de noviembre de 2008

Para nombrar la corrupción



 
Nunca somos tan víctimas de nuestras metáforas como cuando hablamos de la corrupción.

Es un lugar más que común el referirse al problema de la corrupción como a un asunto donde la ética es parte importante de la clave para combatirla y erradicarla, y si bien es cierto que, efectivamente, la ética guarda relación directa tanto con la actitud que una persona asume ante su quehacer al servicio del pueblo (llámese administrar recursos públicos o prestar un servicio cualquiera de la misma naturaleza) como con la actitud de ese pueblo ante el servicio y el servidor, también lo es que los mensajes que constantemente se emiten para alertar sobre la corrupción o para hablar sobre sus efectos, son desde el punto de vista del lenguaje poco menos que desastrosos.

Frecuentemente oímos, leemos o repetimos expresiones como “el fenómeno de la corrupción es grave” o “debemos combatir el flagelo de la corrupción” y muchas otras que de seguro usted ahora mismo recuerda, donde invariablemente le atribuimos a la corrupción características que hacen que la percibamos como algo con vida y voluntad propias (como un desastre natural o una bacteria). La corrupción no es un ente, una cosa, un animal fantástico o mitológico.

Lamentablemente corrupción es un sustantivo y le va muy bien ser sujeto en todo esto. Como corrupción debemos nombrar al problema, pero sin adornarlo con elementos que lo desvirtúen. Existen corrompidos y corruptores (todos corruptos), y lo son no porque contrajeran una enfermedad o les cayera encima alguna desgracia donde su voluntad no cuenta, sino porque hacen u omiten hacer algo en perjuicio de la colectividad y obtienen con ello para sí y/o para terceros algún beneficio. Entonces hablemos preferiblemente del corrupto, de los hechos de corrupción y del problema de la corrupción.

Hablemos de hombres y mujeres que tanto por acción como por omisión son responsables, individual y personalmente, cada vez que contribuyen a que una obra no se realice correctamente o a que un servicio no se preste como es debido para que alguien obtenga alguna cosa a cambio.

No hablemos más de la corrupción como si fuese una epidemia que está fuera de control y que es ajena a nosotros. Hablemos mejor de lo miserable que es quien se aprovecha de los recursos que deben dar solución a la necesidad ajena.

Alexis Espinoza
09- 03-2007

martes, 21 de octubre de 2008

J á l o g ü i n

En el N° 10 (diciembre de 2004) de ENcontrARTE (Revista cultural alternativa) http://www.aporrea.org/

Dedicado a todos los venezolanos y las venezolanas acostumbrados a celebrar el último día de octubre de cada año el Día de Brujas.




Seguramente le ha costado leer ese título, quizás porque le ha hecho algo de “ruido” (como dirían los comunicadores), pero le aseguro que en nuestro idioma esa palabra se escribe así... ¿Verdad que es extraño?

Más extraño –y sobre todo lamentable– resulta que aceptemos como propia una fiesta y unas “costumbres” importadas de otras culturas a golpe y porrazo, que nada tienen que ver con la idiosincrasia y mucho menos con la realidad del venezolano.

Entre tantos adeptos, ¿alguien sabe qué significa o qué tiene que ver con nosotros esta nueva fiesta? ¿Para nosotros hay algo más allá de las máscaras, los adornos alegóricos (arañas, calaveras, auyamas...) y las insulsas fiestas de disfraces de ese día? ¿Acometerán padres y maestros con el mismo entusiasmo que para la Noche de Brujas nuestro Velorio de la Cruz de Mayo?... Si intentara responder ahora el resultado no sería nada alentador.

Resulta difícil admitir que seamos tan frágiles. Que estemos tan ínfimamente identificados con nuestros valores y nuestras costumbres, que con un mediano esfuerzo comercial y mediático el terreno esté abonado para que caigamos seducidos ante una manifestación cultural ajena, –muy ajena, se los aseguro– sin que por lo menos podamos percibir que la cultura propia tiene asegurada su coexistencia.


Alexis Espinoza

jueves, 16 de octubre de 2008

La guerra: negocio global y corrupción

Publicado originalmente en noviembre de 2005.

La guerra actualmente se libra con el apoyo de todos los recursos posibles, como siempre; pero hoy en día las motivaciones, la procedencia del recurso humano y el apoyo logístico no ayudan mucho a sustentar esa visión “romántica”, donde el patriotismo y la lucha contra el mal justifican cualquier acción.
Los hechos nos han enseñado que la vida de millones de personas, el legado de culturas milenarias y la preservación del ambiente no están muy alto entre las prioridades de los guerreristas.

No nos sorprenden las verdaderas razones que mueven las guerras e invasiones (dinero). A pesar de que con motivo de los “conflictos” más recientes se realizaron torpes intentos por hacerlos parecer como un acto de defensa ante la amenaza de ataques con armas de destrucción masiva, sabemos desde hace ya bastante rato que la necesidad de mantener un aparato industrial voraz y la ausencia total de escrúpulos, permitieron marcar como una amenaza mundial a dos países que no por casualidad tienen en su subsuelo reservas de gas y petróleo de las más importantes del mundo.

Esa terrible combinación de afán desmedido de lucro con falta absoluta de principios, mantiene bien aceitada la máquina de producir dólares de la guerra. Lo que acabamos de señalar es una fórmula que tiene nombre: corrupción. No hay nada más global ni a lo que nos acostumbremos con más facilidad que la corrupción. Siempre viene bien envuelta y nuestras debilidades –así sean mínimas– la ayudan a seducirnos; por eso muchas veces la tenemos frente a frente y no la reconocemos.

Las tropas de los países que inventan guerras están compuestas principalmente por gran cantidad de jóvenes excluidos étnica y/o económicamente; carne de cañón fresca que a pesar de su escasa convicción está dispuesta a arriesgar la vida en procura de una existencia con menos carencias. Pero el costo político del regreso de los muertos y de los crímenes de guerra del ejército regular, han puesto de moda la utilización de mercenarios que organizados en unidades paralelas a las regulares, hacen el trabajo más sucio y mueren “privadamente”; por ellos solo hay que rendir cuentas de orden financiero, ya que –¡Oh, pequeño detalle!– resultan más caros los “contratistas” llevados de cualquier parte del mundo con jugosos sueldos, que los soldados “propios”.


La privatización de la guerra no se queda en los que reparten y reciben metralla. Asuntos como, por ejemplo, la tintorería y los comedores en las “zonas en conflicto”, los manejan empresas que ganan astronómicas sumas de dinero por la prestación de unos servicios de calidad muy discutible. Pero en la guerra la ropa limpia y la buena comida son secundarias; en cambio, es prioritario contratar esos servicios con empresas del entorno más próximo del alto gobierno, no por un asunto de tráfico de influencia (el responsable de la cartera de Defensa del gran hacedor de la guerra fue, coincidencialmente, ejecutivo del principal consorcio contratista) o de la más directa corrupción (groseros sobreprecios que de seguro espantarían al mismísimo Diego Arria), sino porque está en juego la seguridad nacional, hemisférica y mundial; la seguridad que dibujan ellos, los patriotas, los buenos, los que luchan contra el mal dondequiera que esté.

¿Qué es lo reprochable de enriquecer junto a los amigos con el negocio de la guerra?...

¿Dónde está Transparencia Internacional? ¡Ah, sí!: está encuestando a ejecutivos de las principales empresas y gente influyente por todo el mundo a ver cómo perciben a los gobiernos de sus distintos países.

Alexis Espinoza

Un año de agravio para la etnia warao

Enviado el 18 de febrero pasado a quienes aparecen en los créditos del Calendario 2008 de la Contraloría General de la República como responsables de su elaboración.

La Contraloría General de la República (CGR) es una institución del Estado venezolano, así que todo lo que hace público, por el medio que sea y por intrascendente que parezca, tiene alguna consecuencia. Nos referimos concretamente al Calendario 2008 “Warao: Gente de las curiaras”, el cual no solo es distribuido en la CGR, sino que también se hace llegar a infinidad de órganos de control tanto nacionales como extranjeros y a muchos otros entes públicos de variada naturaleza en distintas partes del mundo.

El calendario de este año es muy particular porque, además de unas bellas fotografías y su agradable diseño gráfico, tiene por tema a un grupo humano (la etnia indígena warao) y no, por ejemplo, a un artista (Narváez, 2007), un personaje histórico (Bolívar, 2006), una abstracción (Valores, 2005) o un monumento natural (el Ávila, 2004). Esta vez se escogió a una etnia venezolana que está viva y tiene voz propia, que puede expresarse por sí misma y decirnos cómo es, cómo ve el mundo y cómo se relaciona con él.

Sin embargo, los textos que acompañan las imágenes del calendario 2008 de la CGR no son del todo felices, como en el reverso de la portada, donde leemos: “Se han adaptado a la vida moderna y a convivir con poblaciones más civilizadas”, expresión propia del pensamiento desarrollista, que considera como inferiores o menos civilizadas aquellas sociedades cuyo modo de vida no es el occidental.

Más adelante (mes de abril, siempre en el reverso) se señala que: “Le rinden culto al sol, a la luna y a las aguas”, despachando con una tamaña generalidad que resume como hemos venido “entendiendo” la religiosidad de las etnias indígenas, la rica visión cosmogónica de un pueblo y, sin duda, uno de los pilares fundamentales de su cultura. La mitología y la literatura warao son hermosas y han sido recogidas en varios libros; algunos textos cuya voz es la de la propia etnia, de seguro nos hubieran ilustrado mejor acerca de sus cultos y creencias.

En ese mismo mes se expresa que “Para el matrimonio no hay noviazgo previo sino que la mujer se ‘escapa’ con la pareja elegida. Normalmente hacen vida marital desde muy jóvenes, tienen de cinco a ocho hijos (…)”, afirmación que niega de plano la existencia de ese noviazgo simplemente por no comprenderlo y, a pesar de haber manejado antes la noción de matrimonio, ahora se retrocede a la denominación “vida marital” (como no la formalizan de la misma forma que nosotros “los civilizados”, se pasa a denominar la relación matrimonial warao de una manera despectiva, equivalente a concubinato); además, se hace una referencia antipática y sin sentido acerca de la cantidad de hijos que comúnmente tiene la mujer de esa etnia, que se asemeja más a una descripción de tipo zootécnica (las hembras de la especie tal paren de tantas a tantas crías) que a un comentario constructivo sobre la vida y costumbres de una sociedad.

También nos llama la atención que se usen indistintamente los términos “raza” (mes de mayo), “etnia” (julio) y “tribu” (octubre) para referirse al pueblo warao cuando a) raza es una palabra que se refiere solamente al conjunto de características físicas que diferencian a grupos de una misma especie y que se perpetúan por medio de la herencia [DRAE, 2001], y no incluye los aspectos de índole lingüístico, social y cultural que junto con los de orden racial sí reúne etnia; y b) desde hace varias décadas se ha venido dejando de utilizar tribu por su connotación negativa, en beneficio de etnia que reivindica la riqueza cultural de los grupos a los cuales se atribuye dicha denominación (precisamente en contraposición a tribu), por lo cual tiene hoy un uso aceptado y extendido tanto en la Antropología como en las demás Ciencias Sociales.


En julio encontramos: “La educación y el trabajo también son valores presentes en una etnia que se ha adaptado a los cambios que impone la modernidad”, referencia que sugiere tendenciosamente que “educación” y “trabajo” son valores presentes en los warao gracias a que han sido influidos por gente “más civilizada” (esto lo podemos apreciar mejor si lo relacionamos con el texto del reverso de la portada comentado en principio). ¿Si eso es cierto, entonces cómo pudo sobrevivir hasta ahora un pueblo milenario sin educarse ni trabajar?
Al mes de noviembre lo acompaña el siguiente texto: “La esperanza descansa en las nuevas generaciones: sus sueños, su formación y su voluntad de ver hacia delante, más allá del horizonte”, pasaje idílico que bien pudiera atribuírsele a cualquier “población civilizada moderna”, donde se valoran sobre manera la juventud, la educación formal profesional y las expectativas en relación con el futuro, en contraste con las sociedades de corte tradicional, como los warao, donde se valora la sabiduría de los ancianos, que es vital para transmitir a los más jóvenes conocimientos ancestrales que le permitan a su cultura seguir existiendo.

La cultura warao enfrenta desde hace largo tiempo el tremendo reto de sobrevivir al “contacto” con la cultura criolla. Ese es un peligro constante y creciente que ha tenido momentos terribles, como el devastador cierre del caño Mánamo en 1966 por parte de la Corporación Venezolana de Guayana (cuando se construyó un dique-carretera que creó de un lado un gran lago y del otro un desierto) que condujo a la muerte por inanición a muchos guaraúnos (inclusive algunos fueron comidos, aún antes de morir, por animales que también buscaban subsistir), y que significó para los más “afortunados” el desplazamiento forzoso hacia sitios que los hicieron inmensamente vulnerables; muchas comunidades se vieron desintegradas y sus miembros tuvieron la necesidad de emigrar a zonas habitadas por los criollos, donde llegaron generalmente a engrosar la población marginal. Episodios como el referido, son producto de la avaricia desarrollista y la incomprensión de la cultura ajena; son la consecuencia de ambiciones faraónicas que tienen como aliada la ignorancia acerca de los habitantes originarios de estas tierras. Todavía hoy, cuando existe una visión de Estado progresista sobre los pueblos indígenas, que reconoce sus derechos ancestrales y su papel en la formación de nuestra identidad como nación, los warao siguen luchando por recuperarse de tanto “roce” con el mundo “civilizado”.

Alexis Espinoza

Mi dueño soy yo


Texto escrito en noviembre de 2004


Muchos años de experiencia en eso de ejercer poder sobre los pueblos tercermundistas y apropiarse de sus riquezas, le han proporcionado al “gendarme global” suficiente material para idear, probar y afinar estrategias que le hacen confiar en que siempre –a veces más temprano a veces más tarde– podrá lograr sus objetivos.

Como podremos apreciar si le echamos una mirada a la historia de nuestro continente, hay episodios que comienzan y terminan en días o semanas, otros demoran meses, algunos años, otros pocos hasta décadas (de hecho existen capítulos aún no cerrados por el dueño del mundo).

Parece que el gendarme por más que fracase nunca fracasa; basta conque no lo reconozca y difiera el final hasta que el tiempo y el dinero que invierte asfixien a su presa y se traduzcan en un triunfo.

¿Cómo hacer para librarnos de esa perversión si le somos tan apetecibles (primera reserva probada de petróleo, octava de gas, importante reservorio de agua...)? Indudablemente los venezolanos estamos en ese trance; estamos en pleno “conflicto de baja intensidad” y todavía existe gente que estúpidamente no se da o no quiere darse cuenta...

Tenemos el legítimo derecho a ejercer una soberanía integral, a decidir nosotros mismos qué queremos hacer y cómo queremos hacerlo, sin tener que ver por encima del hombro.

Alexis Espinoza






¿Entre nosotros y la Historia quién?

Publicado originalmente en el N°16 /abril de 2005/ de ENcontrARTE 



Si bien podemos decir que la Historia es objetiva en tanto recoge hechos que efectivamente ocurrieron, nuestro contacto con ella y la visión que tengamos de esos hechos dependen en gran medida de los mediadores que se encuentran entre nosotros y la Historia. En este punto se tornan extremadamente importantes la rigurosidad y la honestidad del “mediador” (llámese historiador, comunicador social, amigo, madre, pareja…), pero es clave sobre todo su compromiso para con la propia Historia, en cuya medida podemos presumir con mayor o menor certeza que, apartando los matices, lo que se nos ha dicho es verdad (¡menuda palabra!), y que entonces tenemos el privilegio de estar nutriendo por lo menos aceptablemente nuestra memoria.

Nosotros, los simples mortales, debemos ser sujetos activos en ese proceso de aprehensión de la Historia (sea ésta formal o no; la de ayer o la del siglo pasado; la que nos ofrecen “los expertos” o la que escuchamos en la esquina) y no tenerle miedo a la indagación que va más allá de lo anecdótico. Dudar sin ser obsesivo y no despreciar fuentes de información alternas, nos ayudará a cultivar un espíritu crítico y hará más difícil que seamos presa de mediadores poco rigurosos, de dudosa honestidad o, lo que es peor, comprometidos con intereses “subalternos” y no con la propia Historia.

Siempre podremos escoger entre recibir cómodamente una verdad digerida y buscar de cuando en cuando una verdad que se construye mientras la vamos descubriendo.

Alexis Espinoza