domingo, 31 de octubre de 2021

Allanamiento, renovación y autonomía universitaria


 



Ya había dejado de estudiar química en la Universidad Central de Venezuela “el panita” Alí Primera y se encontraba en la Politécnica de Bucarest (Rumania) para cursar ingeniería del petróleo (gracias a una beca del PCV), el día en que cumplió sus 28 años (31 de octubre de 1969). Esa fue la razón de que no estuviera en la línea de defensa cuando la UCV fue allanada y posteriormente cerrada por orden del recién estrenado presidente de la República (el primer gobierno de Rafael Caldera tenía escasos siete meses de haber iniciado).

En julio de ese mismo año la NASA le había ganado una importante batalla a la agencia espacial soviética en la carrera por la conquista del cosmos, donde hasta ese momento el líder del Pacto de Varsovia le llevaba la delantera al de la OTAN: la misión Apolo 11 regresó sanos y salvos a Armstrong, Collins y Aldrin, después de 195 horas, 18 minutos y 35 segundos de viaje, durante los cuales alunizaron, dos de ellos realizaron una caminata lunar y, además, recogieron muestras –entre otras actividades– antes de regresar victoriosos, con millones y millones de personas alrededor de todo el mundo como testigos, gracias a una de las mayores y más importantes transmisiones televisivas realizadas hasta ese momento.

Como era de suponerse, después de semejante hazaña las “acciones” del proyecto liderado por Estados Unidos experimentaron una sustancial alza, mientras que las del proyecto de la URSS sufrieron un retroceso considerable. Eso “animó” a muchos gobiernos bajo el manto de influencia estadounidense a profundizar o iniciar acciones para erradicar el fantasma del comunismo, el cual sentía predilección por pasearse en las inmediaciones de fábricas y universidades de los países del tercer mundo, especialmente en América Latina donde la corriente contracultural surgida a raíz del Mayo Francés (1968), ayudó a echar las bases del movimiento de renovación universitaria.

En Venezuela, las mentes más progresistas se ocupaban de soñar la nueva universidad; mientras, el pensamiento más retrogrado administraba la educación del país. La renovación no sería posible si no se garantizaba que la universidad decidiera su destino y para ello precisaba hacer valer su autonomía, solo que el nuevo gobierno estaba dispuesto a impedirlo a toda costa, así que adelantó rápidamente una reforma de la Ley de Universidades que originó una serie de manifestaciones estudiantiles en varias ciudades del país.

Con la perfecta excusa de preservar el orden público y evitar la anarquía dentro de los espacios educativos, a partir del 29 de octubre de 1969 comenzaron las acciones en universidades como la de Los Andes y la del Zulia, que siguieron con el allanamiento, ocupación y cierre de la UCV dos días después, hasta febrero de 1971, en una acción coordinada (Operación Canguro) de fuerzas militares y policiales.

Nada más en la Universidad Central de Venezuela, el saldo fue de 10 estudiantes muertos y cientos más heridos, torturados y desaparecidos. Por otra parte, a pesar de que el allanamiento cesó en 1971, el gobierno de Rafael Caldera le otorgó estatus de parque nacional al Jardín Botánico, en vista de lo cual pasó a depender del Ministerio del Ambiente y a estar custodiado por la Guardia Nacional, hasta que el 20 de diciembre de 2000 (29 años después) el gobierno de turno restituyó su control y mantenimiento a la universidad. 

Alexis Espinoza


viernes, 15 de octubre de 2021

¿La Original?

El nombre comercial de la primera harina de maíz pre cocida que se fabricó en el mundo es La arepera, sin embargo su inventor, el ingeniero mecánico venezolano Luis Caballero Mejías (1903-1959), la describió como “harina de masa de maíz deshidratada”, quizás con la intención de que fuese aceptada en los hogares de Venezuela, donde de seguro sería visto con desconfianza ese nuevo producto (empaquetado, seco y con textura como de arena) que pretendería sustituir al maíz pilado (descascarado a golpe de mano sobre pilón), sancochado y molido en casa, con el cual después de horas de trabajo, se conseguía obtener la masa para hacer esas deliciosas y aromáticas arepas del desayuno o la cena, en la mayoría de los hogares de nuestro país antes de 1961, ya que todavía no teníamos tan desarrollado ese gusto por lo instantáneo que nos atrapó poco después, debido a la ilusión moderna de evitar tareas engorrosas y “ahorrar” tiempo.

Lo cierto es que Caballero Mejías presentó su invento ante el antiguo Ministerio de Fomento, el cual le otorgó la patente (5176 del 4 de junio de 1954), y alcanzó a realizar una pequeña producción de La arepera, pero no pudo pasar de allí a pesar de su intención de fabricarla a una escala importante. Tras la muerte del inventor, el empresario Lorenzo Mendoza Fleury obtuvo la patente de la harina de masa de maíz deshidratada, industrializó su fabricación y en diciembre de 1960 –con un importante apoyo publicitario– inició su comercialización describiéndola como "harina de maíz pre cocida" y con el nombre de Harina P.A.N.

En este punto, y para terminar, resultará utilísimo que recurramos al Diccionario de la Real Academia Española de la Lengua (DRAE). Es justo acotar que la susodicha academia se nos antoja pomposa y algo ridícula; pero no obstante y en honor a la verdad, pone orden:

 
 


Alexis Espinoza

martes, 12 de octubre de 2021

Maíz, tomate, papa, yuca...


"Creo que se estaban agarrando los jojotos" (ojo, en buen venezolano cuando decimos que se están agarrando algo es porque se lo están robando) me comentó alguien ayer respecto a la caricatura que acompaña esta nota (por cierto, no parece que se trate de jojotos; el maíz cuenta con un tallo largo donde tiene generalmente un par de mazorcas, en alto). No entendí, entonces volví a ver la caricatura... Ah, la mujer está agachada de espaldas cosechando o recolectando algo cuando el niño llega a alertarla de la presencia del hombre. Esto fue lo que respondí:

"No creo que se los estuvieran agarrando los indios. Varios pueblos indígenas de América cultivaban el maíz miles de años antes de que llegaran los conquistadores. Es decir, antes de 1492 los españoles (los europeos en general) no conocían el maíz, pero tampoco la papa, el tomate, la yuca, el pimentón, el cacao... es impensable que hoy en día, por ejemplo, los italianos no prepararan sus salsas de tomate, esas que acompañan la pasta o forman parte de las pizzas. Mucha gente en otras partes del mundo cree que el tomate es originario de Italia, así como hay quienes jurarían que la papa es española".

No solo se llevaron la vida de millones y millones de seres humanos durante el genocidio más grande que haya conocido la historia de la humanidad, no solo se llevaron a manos llenas el oro y la plata que los enriqueció y que hoy todavía disfrutan los herederos de sus imperios, entre muchas otras cosas también se llevaron de América cultivos milenarios que se han vuelto imprescindibles en sus mesas y que hasta se han convertido en iconos de su gastronomía.  


Alexis Espinoza