viernes, 5 de junio de 2009

El día que comencé a divorciarme de ti

Publicado originalmente en ENcontrARTE (Revista cultural alternativa) N° 65 (junio de 2007) www.aporrea.org



Ese día comprendí que no éramos el uno para el otro como insistentemente me repetías cuando caía rendido ante tus caricias y favores, cada vez que provocabas mi risa fácil, estimulabas mis oídos con tus chismes faranduleros o excitabas el resto de mis sentidos con esas imágenes inquietantes y muchas veces absurdas.

Estoy convencido de que es normal que ante tu agonía ya no sienta lo mismo de aquellos años. Supongo que es muy distinto para quienes no han podido escapar de esa relación sadomasoquista que cultivas tan bien y donde siempre has jugado el papel dominante. Veo con pavor la suerte que pude haber corrido si ese 21 de noviembre de 2001 no hubiese reaccionado. Quizás en este momento estaría llorando por los rincones o queriendo hacer cualquier cosa para que no te vayas; a lo mejor me encontraría desafiando el destino y negando la realidad.

Sería hipócrita si dijera ahora que no te guardo rencor.

En este instante solo te digo que termines de irte –sé que no será en paz– para que a tus deudos el luto les dure poco (algunos de ellos son queridísimos familiares y amigos míos).

Por si tu memoria ya no es tan buena, RCTV, más abajo te anoto las reflexiones que tuve el valor de escribir aquel día después de ver tu noticiero matutino, todavía en medio de la duda de si estaría siendo o no injusto contigo.


Su forma de matar piojos me ofende
21 de noviembre de 2001
Tengo la sana costumbre de sentirme muy bien cuando los comunicadores –sea prensa escrita, radio o televisión– llaman las cosas por su nombre y nos ayudan a conocer los hechos tal cual ocurrieron, cuando nos señalan el camino hacia la “verdad” (¿cuál es la verdad?), porque todos tenemos el derecho a conocer la realidad por muy cruda que ella sea: sólo yo debo decidir si quiero saber o no acerca de un acontecimiento.
También tengo la mala costumbre de sentirme muy mal –por mi culpa, lo confieso: no debo estar viendo la televisión en la mañana mientras me visto– cuando soy atacado por el deseo desmedido de algunos reporteros de estregarnos en la cara algún drama social que la mayoría de las veces ya conocemos. ¿No tenemos suficientes detalles del grave asunto de la indigencia en nuestra capital?, ¿acaso la gente no sabe que hay miles de personas que duermen en cualquier rincón?, ¿todavía queda alguien que no sepa de los hogares improvisados en sitios públicos?...
Me parece de mal gusto ese “show” a caballo en compañía de la Policía de Caracas, a la caza de los indigentes que habitan a las orillas del Guaire. Se trata del acoso impertinente a personas que por lo menos merecen nuestro respeto, ya que no tienen nuestra ayuda.
No entiendo como alguien puede acercarse repentinamente a una persona que duerme junto a un río putrefacto en lo que queda de un colchón, lo despierta micrófono en mano y le pregunta, haciendo gala de una gran estupidez, que por qué está durmiendo allí y no en su casa, cuando evidentemente esa es su casa.
Tampoco mi escasa inteligencia me permite digerir una imagen en la cual se irrumpe en un hogar (hecho de sábanas viejas y pedazos de latón, con un puente de la autopista por techo, pero hogar al fin), se hurga sin permiso entre las pocas pertenencias de una mujer que en la parte superior de su cuerpo solo lleva puesto un sostén y se procede a entrevistarla, aún en contra de su voluntad, amedrentada por la presencia de la policía, haciéndole una batería de preguntas que parecen formuladas para torturarla (¿por qué decidiste vivir aquí?, ¿no será que estás enferma del estómago porque comes aquí junto al río, en medio de esta suciedad?...)
Mientras me vestía vi una y otra vez como perseguían a un grupo de personas, las acorralaban como delincuentes y las interrogaban de forma absurda llevándolas hasta la vergüenza. Espero que haya sido el asombro lo que me mantuvo algunos minutos frente al televisor y no un morbo subterráneo como el de los reporteros.
Así no quiero ejercer mi derecho a ser informado.
Alexis Espinoza

jueves, 4 de junio de 2009

Ojo amigos de www.panorama.com.ve o Los paranoicos tenemos derechos



Después de 10 años de guerra comunicacional (o mediática, como la llamamos ahora) lo menos que hemos tenido que aprender a hacer los venezolanos que nos empeñamos en mantener la cordura es a leer entre líneas. Suelo revisar casi a diario (a veces el “implacable” no me lo permite) la versión digital del diario Panorama. Hoy (04-06-2009) fue uno de esos días y me llamó la atención el sumario de una noticia titulada Cae otro helicóptero y mueren 5 personas (Annel Mejías/Thayz Jaimes): “Al cumplirse el mes de la caída de un helicóptero militar en Táchira, de fabricación rusa, que causó la muerte a 16 efectivos castrenses, una nueva tragedia aérea ocurre en ese estado andino.” No está de más recordar que la mayoría de las personas que revisan los titulares de los periódicos digitales no pasan de leer el sumario y que sólo los muy interesados dan el paso de hacer clic y “abrir” la noticia. Con esto quiero decir que el sumario no sólo sirve de extracto introductorio, sino que la mayoría de las veces es la única información que el lector decide recibir acerca del asunto en cuestión. Siendo así, el susodicho sumario puede bien marcar una tendencia o, como ocurre casi siempre, convertirse en una especie de cápsula noticiosa. ¿A qué viene todo esto?... A que el sumario transcrito más arriba provocó que me comenzara a hacer preguntas: ¿Cuál es la noticia, que hace un mes también en Táchira se cayó un helicóptero ruso y que murieron 16 militares?, ¿la coincidencia geográfica es lo más relevante?, ¿por qué ni en el sumario ni en el cuerpo de la noticia se menciona que el segundo helicóptero es de fabricación estadounidense?, ¿por qué en el caso anterior el país donde se fabricó la aeronave es tan relevante (tanto que un mes después se vuelve a mencionar) y en este caso no?, ¿el sumario fue redactado con ligereza o detrás hay la intención expresa de recordar aspectos del accidente anterior y de obviar detalles del nuevo accidente?
Alexis Espinoza