lunes, 4 de mayo de 2020

Contra Venezuela en plena pandemia






No es nada nuevo lo que está pretendiendo hacer el aparato militar-industrial-sionista (representado por Donald Trump), contra Venezuela en plena pandemia. Ya hace décadas (y hasta más) que eso que no pocos llamamos "El Imperio", se empeña en seguirnos dando razones para nombrarlo así.
En la fórmula de intervención imperial es invariable la presencia de mercenarios y narcotráfico, amén de terceros países dispuestos a participar en la jugada: para perpetrar los hechos frustrados ayer (3 de mayo de 2020), hoy y posiblemente en días subsiguientes, el gobierno estadounidense y sus cómplices internos se sirvieron para la parte operativa de la “empresa de seguridad” (eufemismo para banda de mercenarios) Silvercorp y para la logística durante la preparación de “Doble Rueda” (Elkin Javier López Torres), conocido traficante de drogas internacional colombiano que trabaja a las órdenes de la DEA y en cuya hacienda de La Guajira colombiana, protegidos y apoyados por el gobierno neogranadino, estuvieron viviendo y recibiendo entrenamiento alrededor de 90 individuos antes de que al menos dos tercios de ellos, partieran hacia Venezuela.
Para no abundar mucho en mis palabras respecto a lo histórico de las prácticas imperiales, dejo a continuación para ustedes un buen fragmento de la columna Dossier (diario Últimas Noticias, 2003), donde el periodista venezolano de origen uruguayo, Walter Martínez, rememora algunos episodios muy ilustrativos del caso "Nicaragua" (década de 1980):

 

El discurso de la Guerra Fría
En los años de la Guerra Fría, cuando me tocó ser enviado especial en Nicaragua y El Salvador, entre otras zonas de Centroamérica, el hoy [octubre de 2003] Embajador estadounidense en la ONU, John Negroponte, lo era en San Salvador. El depuesto Sub-secretario de Estado Otto Reich (Dossier, “El Paracaidista de la Casa Blanca”, Últimas Noticias, Jun 16, 2002) producía y firmaba artículos de prensa con nombres ajenos y se dedicaba a la propaganda de guerra. Algunos conocidos colegas le hacían el juego. Existía la Unión Soviética y Centroamérica era el Teatro de Operaciones de una guerra de baja intensidad, donde los latinoamericanos poníamos los muertos. La idea era crear un casus belli contra la rebelde Nicaragua. Honduras sería el portaviones y, quizá, la muy respetada Costa Rica iba a ser la virgen violada. Los paramilitares de moda eran los “Contras”. Pululaban en América Central los “civiles” que en realidad cumplían funciones militares muy específicas. ¿Alguien recuerda “Air America” y los “civiles” que actuaban en Laos y Camboya? Ahora una nueva generación de ellos puede ser vista en las compañías que aparecieron como amapolas después de la lluvia en torno al Aeropuerto El Dorado de Bogotá, o tripulando los aviones fumigadores. En Vietnam era el “Agente Naranja”. En Colombia es el Glifosato. ¿Alguien recuerda a Eugene Hassenfus? Fue el sobreviviente del C-123 derribado por los Sandinistas cuando llevaba armas a los Paramilitares entonces llamados Contras y, a la vuelta traían cocaína para financiarlos y financiarse ilegalmente. Con ellos andaba un tal Félix Rodríguez, miembro de un equipo especial de asesinato de la CIA; el mismo que estuvo en la Casa Blanca en la fiesta de navidad de Bush padre en 1985, y que en junio de 1986 fue llamado a Washington para ponerlo frente a Oliver North y dar una explicación al Congreso sobre las llamadas telefónicas a Tony Abrigan y Martha Money, periodistas estadounidenses en Costa Rica, llamadas que North había grabado. Rodríguez era co-Director de Giro Aviation, una compañía co-propiedad de la CIA. En octubre de 1984, su socio, Gerald Latchinian, fue arrestado por contrabandear más de 10.3 millones de dólares en cocaína para financiar el asesinato del presidente hondureño Roberto Suazo Córdova. Lactinian mantiene que era una operación de la CIA. Recuperado el cadáver de Buzz Sawyer, el piloto del C-123, tenía en su bolsillo el número privado de George Bush padre en la Casa Blanca. Hassefus testimonió que trabajaba para la CIA bajo las órdenes de Max Gómez (alias Félix Rodríguez) y Ramón Medina (alias Luis Posada Carriles) con el conocimiento y aprobación de George Bush. La Compañía Telefónica de El Salvador confirmó llamadas de la tripulación desde “casas seguras” a los números de la Oficina del Tte. Cnel. Oliver North en la Casa Blanca (Acres USA, agosto 1990, citado por David P. Beiter). ¿Debería preocuparme hoy día porque Linda Robinson, de US News and World Report afirma: “He estado en Venezuela; y aunque no puedo afirmar que vi con mis propios ojos este campamento, (se refiere a las Farac en nuestro territorio) tengo información precisa y testimonios de primera mano que prueban su existencia” (?) Cuando quieras, Linda [Robinson, autora de un reportaje de sobre los supuestos nexos del gobierno venezolano con el terrorismo internacional], te llevo a la frontera.
Walter Martínez
Dossier (Fragmento). Diario Últimas Noticias. Caracas, domingo 5 de octubre de 2003. Pág. 54.

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