Publicado originalmente bajo el título de Pantaleón y las visitadoras de Mario Vargas Llosa en CGRevista 31, abril de 1999 (Contraloría General de la República-Venezuela)
Hombre sin vicios, marido ejemplar,
militar excepcional: no fuma, jamás bebe más de una copa, no conoce las parrandas;
amante y tierno esposo, incapaz de mirar a otra mujer; extraordinario cerebro
logístico, soldado de gran vocación, orgulloso servidor de la Patria, admirado
por compañeros y superiores.
Ese es el perfil del capitán
Pantaleón Pantoja, el mismo a quien la alta oficialidad del Ejército del Perú
escogió para llevar a término una misión secreta insólita y delicada: el
Servicio de Visitadoras para Guarniciones, Puestos de Frontera y Afines
(SVGPFA); un servicio de prostitutas para los soldados de las guarniciones más
apartadas del Amazonas peruano.
Vargas Llosa nos entrega en Pantaleón y las visitadoras una
ingeniosa historia llena de humor e ironía, donde contrasta la absoluta
seriedad de Pantoja –hombre íntegro y militar eficaz– con la naturaleza de su
misión.
Su sentido del deber es tal, que
Pantaleón emprende la planificación y ejecución del “proyecto” de forma magistral.
No pasa por alto detalle alguno: evalúa minuciosamente el entorno, los recursos
y a sus clientes; procura un servicio oportuno y de alta calidad… Nuestro
hombre, líder nato, consigue que sus “visitadoras” y su personal de apoyo se
desempeñen con orgullo y entusiasmo, seguros de estar prestando un alto
servicio a la Patria; así el SVGPFA –una “unidad” clandestina y moralmente
inaceptable– se convierte en la mejor dependencia de las Fuerzas Armadas
Peruanas y pierde su anonimato.
Alexis
Espinoza
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