Ya ha pasado un año desde
la fallida Operación Gedeón (3 de mayo de 2020), y en vista de que en Venezuela
somos propensos a celebrar aniversarios y otras especies por el estilo, a continuación
les dejo un par de breves textos que hice circular en WhatsApp, justo después
de que viera en televisión al ministro del Poder Popular para la Comunicación y la Información del momento
(Jorge Rodríguez), informando en cadena nacional acerca de lo sucedido.
La vida es así
Después de escuchar la
alocución de Jorge Rodríguez sobre pormenores de la Operación Gedeón y el
testimonio de uno de los mercenarios que venían en la segunda lancha (la
capturada en Chuao), quien asegura que en vista de lo ocurrido con la primera
en La Guaira, ya habían decidido huir hacia Bonaire, pero que por no tener
suficiente combustible tuvieron que ir bordeando la costa, no pude sino pensar
en las ironías que tiene la vida: seguramente, de haber tenido acceso fácil a
gasolina, hubieran podido continuar su escape hacia territorio neerlandés. ¡De
alguna manera fueron víctimas de la escasez de gasolina! Los alcanzaron las
medidas coercitivas unilaterales de su patrón Donald Trump... Hay quienes le
llaman "justicia poética". Póngale usted el nombre.
Soltando lastre
Me siguen dando vueltas en la
cabeza algunas de las cosas que escuché en la alocución de Jorge Rodríguez
sobre la Operación Gedeón.
El mercenario del video testimonia que eran cuarenta y tantas personas las que
ocupaban originalmente la segunda embarcación, pero que al enterarse del
infortunio del primer grupo (La Guaira), comenzaron a dejar gente en distintos
lugares de la costa centro occidental venezolana, para después emprender la
huida definitiva hacia Bonaire; tanto es así, que apenas contaban ocho al
momento de ser capturados. También comenta el excelso tenor (canta claro,
bastante afinado y con buen timbre) que los individuos más importantes a bordo
eran el hijo de Baduel, los dos gringos y él; es decir, cuatro de los ocho que
quedaban.
Entre los navegantes a esa "maniobra" la llaman "soltar
lastre": al ver perdida la operación, quienes tenían el comando de la nave
decidieron irse liberando de ese peso muerto que significaba la tropa. Solo los
elegidos llegarían a puerto seguro. Sí, como de costumbre "el
perraje" es desechable.
Alexis Espinoza
4 de mayo de 2020
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