martes, 25 de noviembre de 2008

Acerca de Humberto Fernández Morán


Leí de nuevo un artículo acerca de Humberto Fernández Morán (HFM), ahora publicado el 25/11/2008 en Aporrea, cuya sospechosa autoría se le atribuye a “Lectores de la red” (?) Ya no me sorprende su contenido, pero me preocupa que lo “rebotaran” sin mayor trámite (investigar un poco y acompañarlo de un comentario crítico, por ejemplo). Debo advertir que ese mismo texto, palabras más palabras menos, lo he recibido a través de mi correo electrónico varias veces en algo más de un año.

El texto en cuestión contiene una serie de datos verídicos (que no todos) acerca del científico zuliano, pero hay por lo menos dos asuntos importantes a los cuales poner cuidado:

1. En ningún momento el texto hace referencia a que en EE UU le ofrecieron la nacionalidad para poder proponerlo al premio Nobel, porque la postulación la debía hacer su país (en este caso Venezuela) y debido a que HFM había sido ministro -brevemente- de Pérez Jiménez, los gobiernos "democráticos" (de AD y Copei) lo desterraron, le negaron la posibilidad de ganar el premio Nobel y no conformes con eso, jamás lo incluyeron como un valor científico venezolano en los programas y libros de texto de educación primaria y secundaria (¿No tendrá que ver eso con la ignorancia que existe acerca del ilustre científico?).

2. Ciertamente un grupo de venezolanos, amigos y admiradores suyos, intentaron traerlo a Venezuela, pero su salud ya estaba muy deteriorada y no lograron su propósito, que era rendirle un gran homenaje en vida, no hacerlo después de muerto. Es importante tomar en cuenta que HFM murió el 17 de marzo de 1999, apenas mes y medio después de que Chávez tomó posesión como Presidente (información que “convenientemente” no se menciona en el artículo); sin embargo, entre quienes intentaban homenajear al ilustre científico, había chavistas como el filósofo zuliano (es en serio, no hablo de Rosales) Roberto Jiménez Maggiolo. Además, he escuchado al mismísimo Chávez, por lo menos en un par de ocasiones, hablar con mucha admiración, y no menos pena, acerca de HFM.

Este caso hay que verlo en su justa dimensión; ciertamente no hemos puesto a HFM en el lugar que merece, pero pretender plantear el asunto desde la derecha (no tengo dudas de la génesis del susodicho escrito) metiendo de contrabando información sesgada, es -por decir lo menos- hipócrita y oportunista.

Alexis Espinoza

martes, 18 de noviembre de 2008

Navidad... ¿a la venezolana?

En el N° 10 (diciembre de 2004) de ENcontrARTE (Revista cultural alternativa) www.aporrea.org 

Todos los años, en los alegres días pascuales, veo con dolor, y lo ven todos los que sienten en venezolano, cómo la destrucción de nuestro acervo popular llega hasta lo menudo que formó nuestro viejo espíritu. Lo antiguo, lo nuestro, lo que daba cierta fisonomía a nuestras costumbres, ha ido desapareciendo al compás de modas importadas. La ola del mercantilismo angloamericano ha llegado a apoderarse de nuestros valores criollos para sustituirlos por símbolos exóticos, ante los cuales se pliegan fácilmente los curiosos y pedantes imitadores de novedades. Y así, la Navidad no es hoy en Venezuela la antigua fiesta de los abuelos criollos. Es la fiesta de los abuelos yanquis. Durante ella no se desean Felices Pascuas, como lo hacían ayer no más nuestros buenos padres; hoy se envían tarjetas con versos en inglés para augurar Merry Chistmas.

Mario Briceño Iragorry / Caracas, 1951
Mensaje sin destino


No es sano sostener una posición del tipo fundamentalista-aguafiestas con respecto al asunto de las celebraciones y las tradiciones (en especial las de esta época decembrina). Creo que, como mucha gente dice, lo esencial es compartir. Sin embargo, hay una diferencia sustancial entre asimilar alguna costumbre o tradición adicionándola a las que ya forman parte de nosotros, y sustituir irreflexivamente ―sin mayor trámite― nuestras tradiciones por unas ajenas. Un ejemplo: no es lo mismo que celebremos el día de la llegada del Espíritu de la Navidad (21 de diciembre; día de mi cumpleaños, por cierto) y sigamos celebrando la llegada del Niño Jesús con la misma intensidad de siempre, a que celebremos el 21 (ritos incluidos) y dejemos de lado el 24 de diciembre (que solo quede para entregar juguetes a los niños). Si bien es cierto que esas tradiciones navideñas que reconocemos como nuestras nos llegaron de Europa (principalmente de España) con el cristianismo, también lo es que junto con él las hemos ido asimilando en un proceso de no pocos días. Es más, las tradiciones que extraña Briceño Iragorry son esas venidas desde los tiempos de la Colonia y que han ido tomando su lugar poco a poco entre nosotros. Algunos de mis familiares de hace tres generaciones llegaron de las Islas Canarias. Los padres de muchos amigos y compañeros vinieron de Europa; y con ellos sus tradiciones. Es hermoso y muy sano celebrar a la usanza de los padres o los abuelos llegados de otras tierras, y conservar costumbres que tienen un gran arraigo... eso es absolutamente positivo. Somos un pueblo inevitable y afortunadamente mestizo. Nos hemos ido conformando como en una especie de amalgama variopinta que vale la pena disfrutar y preservar. Sin embargo, nuestra dinámica social desde la segunda mitad del siglo XX, favoreció el desdibujamiento de muchas de nuestras fiestas y tradiciones. El gusto por lo nuevo y el culto a lo venido de afuera son valores que fueron tomando terreno entre los venezolanos (entre nosotros). Esos valores han fructificado por años andando de la mano del nuevorriquismo. La nuestra ha sido una sociedad donde por más de cincuenta años se ha valorado al prójimo principalmente por lo que tiene. Debemos poner un gran empeño en lograr que valores como la solidaridad no sean un espejismo, para lo cual es imprescindible dejar de ver la superación individual como lo más importante en nuestras vidas. No parece una tarea fácil, pero la podemos cumplir haciendo el esfuerzo necesario. Así nuestras navidades estarán más cerca de la espiritualidad y dependerán menos de cuánto tenemos para comprar regalos o para estar a la moda.

Alexis Espinoza

lunes, 3 de noviembre de 2008

Los candidatos y el rescate financiero


¿Por qué los candidatos a la Presidencia de EE. UU. están de acuerdo en defender los intereses de los responsables de la debacle financiera, en vez de los intereses de millones de personas que se están viendo afectadas por la avaricia desmedida de los primeros?

A pocas horas de las elecciones en EE. UU., esas elecciones tan extrañas que me empeño en no entender, es importante que conozcamos asuntos como los expuestos en el artículo que transcribo a continuación. Valga la oportunidad para recomendarles la lectura del quincenario ecosur (del cual tomé el artículo en cuestión), que trata sobre economía, ecología y sociedad con un efoque especial hacia el sur, por supuesto.


Rescate con tufo a escándalo
Cuando los políticos cobran de los bancos


Andy Robinson, La Vanguardia de Barcelona
(Tomado de Ecosur, Nº 1, primera quincena de octubre de 2008)

Estados Unidos aprobó finalmente el plan de rescate de su sistema bancario, luego de dos semanas de negociaciones entre la administración Bush y el Congreso, pero las señales de que se enfría la economía siguen arrastrando a los mercados, mientras la contracción laboral se agudiza en el país.

No suele ocurrir cuando los sondeos muestran una mayoría contundente en contra de la medida. Pero ninguno de los dos candidatos a las elecciones presidenciales ni las cúpulas de los dos grandes partidos se han sumado a la mayoría de estadounidenses en rechazo al plan de rescate a la banca.

Una posible explicación es que Barack Obama y John McCain, así como los líderes de ambos partidos, entienden que, como estadistas responsables, deben supeditar sus intereses inmediatos electorales al futuro del país. Los ciudadanos “no entienden las complejidades de nuestro sistema financiero”, explicó el republicano Gary Miller. Barney Frank, líder demócrata del comité de servicios financieros, lamentó que “no hay beneficios políticos si se previene un desastre” cuando la gente no cree que va a producirse.

Otra explicación la dio el Center of Responsive Politics, un instituto de Washington que hace seguimiento a las contribuciones financieras a las campañas políticas y analiza las principales fuentes de dinero para los dos partidos y sus líderes. Según el centro, los representantes que votaron a favor de la medida de la Cámara Baja reciben como media un 50% más de donativos de los bancos de Wall Strett y otras entidades financieras que quienes votaron en contra.

Asimismo, el Centro advierte que tanto Obama como McCain han obtenido enormes cantidades de dinero de los bancos. Obama ha recibido contribuciones de empresas de finanzas, seguros e inmobiliarias, el llamado sector FIRE, por unos 25 millones de dólares. McCain ha ingresado 22 millones. El citado análisis puede consultarse en la página web OpenSecret.org.

El principal contribuyente de la campaña de Obama es Goldman Sanchs, que ha donado casi 700.000 dólares, seguido de la Universidad de California, Citigroup y JP Morgan Chase. McCain ha recibido aproximadamente 200.000 dólares de Cerril Lynch, Citigroup, Morgan Stanley y Goldman.

Estas empresas no contribuyen directamente, sino que canalizan dinero mediante la creación de los llamados comités de acción política o a través de aportaciones personales de propietarios, empleados y sus familiares.

Goldman, el banco de inversiones más grande del mundo, ahora convertido en banco comercial, se considera uno de los probables beneficiarios del rescate. Henry Paulson, secretario del Tesoro y principal arquitecto del plan, fue presidente y consejero delegado de Goldman antes de incorporarse en el año 2006 a la administración Bush. Recibió un plus de 18,7 millones de dólares cuando abandonó Goldman. Robert Rubin, otro ex presidente de Goldman Sachs, es el ex secretario del Tesoro de Clinton y ahora es asesor de Obama.

La diferencia de trato a los representantes en el Congreso por parte del sector FIRE es especialmente acentuada en el caso de los demócratas. Los 95 demócratas que se opusieron al rescate recibieron de media un 78% menos en contribuciones que los 145 que votaron que sí.

Desembolsando unos dos mil millones de dólares desde 1989, los bancos, aseguradoras y empresas inmobiliarias han sido la principal fuente de financiación para partidos y políticos individuales en un sistema político que gira en torno al intercambio de financiación y medidas favorables a los donantes.

El 55% se ha dirigido al Partido Republicano y el 45% a los demócratas. Según el Centro, mientras se debatía sobre los contenidos de la ley, "ejércitos de lobbistas de los sectores bursátil, bancario, inmobiliario y otras financieras trataron de dejar su huella en la legislación".

domingo, 2 de noviembre de 2008

Para nombrar la corrupción



 
Nunca somos tan víctimas de nuestras metáforas como cuando hablamos de la corrupción.

Es un lugar más que común el referirse al problema de la corrupción como a un asunto donde la ética es parte importante de la clave para combatirla y erradicarla, y si bien es cierto que, efectivamente, la ética guarda relación directa tanto con la actitud que una persona asume ante su quehacer al servicio del pueblo (llámese administrar recursos públicos o prestar un servicio cualquiera de la misma naturaleza) como con la actitud de ese pueblo ante el servicio y el servidor, también lo es que los mensajes que constantemente se emiten para alertar sobre la corrupción o para hablar sobre sus efectos, son desde el punto de vista del lenguaje poco menos que desastrosos.

Frecuentemente oímos, leemos o repetimos expresiones como “el fenómeno de la corrupción es grave” o “debemos combatir el flagelo de la corrupción” y muchas otras que de seguro usted ahora mismo recuerda, donde invariablemente le atribuimos a la corrupción características que hacen que la percibamos como algo con vida y voluntad propias (como un desastre natural o una bacteria). La corrupción no es un ente, una cosa, un animal fantástico o mitológico.

Lamentablemente corrupción es un sustantivo y le va muy bien ser sujeto en todo esto. Como corrupción debemos nombrar al problema, pero sin adornarlo con elementos que lo desvirtúen. Existen corrompidos y corruptores (todos corruptos), y lo son no porque contrajeran una enfermedad o les cayera encima alguna desgracia donde su voluntad no cuenta, sino porque hacen u omiten hacer algo en perjuicio de la colectividad y obtienen con ello para sí y/o para terceros algún beneficio. Entonces hablemos preferiblemente del corrupto, de los hechos de corrupción y del problema de la corrupción.

Hablemos de hombres y mujeres que tanto por acción como por omisión son responsables, individual y personalmente, cada vez que contribuyen a que una obra no se realice correctamente o a que un servicio no se preste como es debido para que alguien obtenga alguna cosa a cambio.

No hablemos más de la corrupción como si fuese una epidemia que está fuera de control y que es ajena a nosotros. Hablemos mejor de lo miserable que es quien se aprovecha de los recursos que deben dar solución a la necesidad ajena.

Alexis Espinoza
09- 03-2007